Selectos visitantes de mi zaguán/consultorio:
Hay un lugar en el que algunos de nosotros hemos habitado. Viví en este tenebroso sitio en distintas etapas de mi vida. Cada vez que pude escapar prometí no volver, pero mi mala memoria e incapacidad para aprender del pasado se constituyeron en mi ticket de regreso a “La República del Drama”.
Este sitio posee la facultad de aparecer y desaparecer. Cruzarás el destartalado y enorme portón que te conducirá a tan horrible lugar, si decides invocarlo en la compañía de una relación inadecuada. Claro está, la responsabilidad de que este lugar emerja entre las tinieblas es de dos: como bien dicen los gringos, “two to tango”.
Cada vez que tenga el valor – ahora mismo percibo un sudor frío en la frente y me parece que una sombra se ha deslizado tras la puerta – les hablaré un poco de este sitio. De momento voy a describirles cuáles son sus “símbolos patrios” y algunos aspectos de la educación que allí reciben los niñ@s.
El himno estuvo a cargo de la muy dramática cantante azteca Lupita D’Alessio. En pantallas gigantes distribuidas en las principales ciudades se puede contemplar una y otra vez la angustiosa interpretación de la canción nacional. Las mentes perversas a las que se les ocurrió está idea se encargaron de que la imagen sea reproducida en cintas de VHS, de modo que se vuelva borrosa e insoportable. La canción es de las que sacan de sus tumbas a los vampiros/vampiresas sufridor@s. Aquellos que tuvieron la fortuna de nacer después de los fatídicos ochentas de Televisa y no saben quién es Lupita D’Alessio, ¡siempre bajo su propia responsabilidad!, pueden “echarle un ojo” a este video:
Continuemos con el tétrico tour por “La República del Drama”. En el escudo nacional se lee la frase “La locura nunca tuvo maestro”, una sentencia tomada de la canción “Avalancha” de los Héroes del Silencio que explica bien porque para algunas personas las lágrimas histéricas, los cuchillos que vuelan, los portazos, las fotos de un pasado feliz que arden en llamas, los muñecos vudú con el rostro de la ex, la ropa del ex que sale arrojada por la ventana, los “no me volverás a ver nunca”, los “no se cómo pude enamorarme de un(a) mounstr@ como tú”, son naturales y constituyen “el pan de cada día”.
Finalizaré este primer acercamiento a “La República del Drama” puntualizando algunos de los “valores culturales” de sus habitantes, en otras palabras su idiosincrasia:
- Es deseable que los miembros de una pareja terminen fundidos en un solo ser, sin espacio ni oxígeno personales, tal y como dice la canción de Timbiriche: “Tú y yo somos uno mismo”.
- El personaje que más admiran las chicas es su mamá, a pesar de que la señora bien puede ser la mejor amiga de “Depredador” y salir ilesa de su baño diario en la piscina de los lagartos.
- Los hombres están seguros que el auto de lujo y un presupuesto como el de una película de Steven Spielberg son fundamentales para conquistar a chicas caprichosas, tiránicas princesitas, mujeres mimadas e insaciables.
Ahhg…ahhg…ahhg… me han asaltado unos mareos…¡es suficiente por ahora!
Me despido con muchos escalofríos,
E.M.A.
pues si todos hemos sido visitantes de la república del drama…el problema es q unos pocos ya somos ciudadanos…..ja ja y no turistas