Fui a visitar a mi amigo El Hombre Impermeable -E.H.I.- y lo hallé en su departamento desempacando muy agencioso una flamante televisión “High Definition” -H.D.-. Sus manos se resbalaban ágiles desprendiendo etiquetas y abriendo empaques. Mientras con cuidado extraía controles, manuales y cables, con la destreza de su ídolo El Hombre de Goma, me explicaba los beneficios de esta nueva tecnología. Me contó por ejemplo que…
en esa pantalla se pueden ver hasta los más pequeños detalles, todo eso que nos era imposible apreciar en las infames televisiones de blanco y negro a tubo -como la que preside el “living room” de mi zaguán-. Esta ventaja, aplicada al mundo del fútbol, quiere decir que durante la final de la Copa del Mundo la cancha se podrá ver así:
Y el cutis de Lionel Messi lucirá así:
Y maravillado el Hombre Impermeable por fin verá la marca del silbato del arbitro…
y también la parte interna de su pupila…
y será capaz de sumergirse en lo más hondo del rojo de la tarjeta que el arbitro le levante a todos esos zanganos que andan por ahí haciéndoles faltas a los del equipo rival…
y mi amigo también apreciará en H.D., de muy cerquita, la composición molecular de la camiseta del “combinado albiceleste”…
y, finalmente, casi podrá remojar sus curiosas pestañas en la espuma de la cerveza que encantado bebe el hincha número 1’567.967, que está sentado en la fila h del ala Este del estadio…
y con esta precisión microscópica me despido.
Con afecto,
E.M.A.
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