Apreciados client@s de mi mecánica,
En la última “zaguán party” que tuvo lugar en las inmediaciones de mi mecánica se gestó un plan subversivo para atacar a ciertos símbolos intocables y absurdos relacionados a lo que la gente piensa que debe ser el amor. Me refiero a hábitos y emblemas a los que recurrimos para conquistar a alguien. Que mucha gente haga uso de ellos no quiere decir que sean efectivos, de hecho existen comportamientos colectivos -“borreguiles”- que son inútiles y sólo consiguen que la persona que nos atrae salga corriendo.
¿Cómo fue que nuestras bien aceitadas neuronas generaron el referido plan? Con algunos cocteles demás en su sistema, en un momento de la charla súbitamente se puso de pie Elchico D’lentes. Asombrados lo vimos explicar su idea con la firmeza de un mariachi: tambaleándose y a gritos nos dijo que tenía “muy clara” la manera en la que podíamos terminar de una vez por todas con la tradición de regalarle un peluche gigante a la chica que nos gusta.
Margarita “La Chica intermitente”, azorada y rompiendo sorpresivamente su silencio, le preguntó al chico “cuatrojos” cuál era su problema con “ser detallista”. Elchico D’lentes extendió bruscamente su índice, como tratando de agujerear el vacío, y a punto de explicarse se desplomó en los brazos de “El Hombre Impermeable”. Tras ser abofeteado por el hombre al que malamente le resbalan los borrachos cargosos, volvió en sí y argumentó que no es buena idea compensar la falta de seguridad en uno mismo con objetos, que el tamaño de estos es directamente proporcional al porte de las inseguridades, que mientras más tímido es el galán y chiquita su autoestima, más grandes son sus obsequios.
Camila “La Mujer hipertextual”, después de cavilar unos instantes, apoyó la iniciativa de Elchico, quien ahora conversaba animadamente con las patas de la mesa central del zaguán. Camila explicó a los presentes que no hay objeto -de peluche, terciopelo o seda- que pueda reemplazar la buena comunicación…a través del chat, las redes sociales, las video llamadas, los satélites que orbitan alrededor de la tierra y el espectro radioeléctrico.
No había que decir más: el total de los amig@s de la mecánica acordó atacar la fascinación que las masas sienten por los peluches gigantes. Elchico D’lentes sería el encargado de elaborar el plan para hacerle entrar en razón a l@s chic@s que regalan esa clase de felpudos y voluminosos animales.
Pronto les contaré las acciones que tomó el recién creado “Comando del amor”, integrado por los amig@s de este mecánico, para lograr tan ambicioso objetivo.
Un beso,
E.M.A.
Deja una respuesta