Atentos lectores de las reflexiones de este mecánico,
Aquí continúo con el “Top 100” de las canciones que los miembros del “Club de los corazones accidentados” han escuchado hasta el hartazgo y quieren sacar de circulación. La primera entrega de este listado pudo resultar polémica, lo sé, sin embargo, como ya les he explicado, la salud cardíaca y mental de la humanidad está en juego. De seguir escuchando las mismas tonadas, ¿cómo esperar que desciendan las cifras de náufragos dentro de las botellas del olvido? ¿Hasta cuándo tendremos que soportar a esos graffiteros con el corazón roto, quienes amparados en la noche andan desvariando con sus latas de spray en las paredes ajenas? ¿Qué pasaría con quienes escuchan las canciones de este “Top 100” en su Ipod y se condenan así a deambular por un purgatorio infinito?
Repitan conmigo: todos somos responsables de esta catástrofe si es que no cambiamos el disco, todos somos responsables de esta catástrofe si es que no cambiamos el disco, todos somos responsables de esta catástrofe si es que no cambiamos el disco, etc.
Con sentimiento de preocupación me despido,
E.M.A.
4. “Careless Whisper”. Inocentes seres que nacieron después de los ochentas: aquí está otra melodía que constituye parte de la empalagosa herencia de esa década. Para los que no le tienen miedo a que sus niveles de glucosa se les disparen hasta la estratosfera, he adjuntado el video más abajo.
“Sussurro indiscreto” –¡uuuu!, con sólo leer la traducción siento que me ahogo en un remolino de jalea de maple- tiene el sonido de un saxofón que se desenrolla como una anaconda que se acerca para estrangularte. No entiendo porque hay empresas que siguen fabricando crema, si basta con que las chicas pongan esta canción en el equipo de sonido para que la piel les quede “tersa”.
Para terminar, el video clip de “Careless Whisper” más bien debiera ser llamado “video-gabinete-de-belleza”, pues, como muchos videos de los ochentas, es un auténtico documental de peinados estrafalarios, copetes insoportables y bronceados de cabina.
5. “Todas las de Arjona (otra vez)”. ¡Sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¿la razón? Por favor consultar “¡Cambien el disco! (1)”
6. “Todas las baladas en versión de salsa romántica”. Hay baladas que pasan y ya está. Pero cuando vienen los salserines que las “tunean” para dejarlas estiradas y relamidas, como que la cosa no funciona. Equivale, si se me permite la analogía cinematográfica, a dejarlo estirado y relamido a Sylvester Stallone, quien “pega” en la “pantalla grande” por su rostro duro y labio superior inconmovible y no por estar por ahí tambaleándose como un blandengue. Honestamente, cuando organizo las “zaguán parties” de los sábados a mí lo que me gusta es bailar salsa de contenido religioso –favor consultar “El todopoderoso” de Héctor Lavoe-, relativa al debate de la identidad sexual –favor consultar “El gran varón” de Willie Colón- y de aires cosmopolitas –favor consultar “Londres” de Luis Felipe González-.
A ver mi querido mecánico Víctor, que otro temitaaaaaaaaa mandamos al baúl del olvido. ¿Qué tal “I Will Always Love You” – Whitney Houston!”
Michelle Oquendo