Dulce clientela,
Me fui a dar un paseo al parque y transité muy cerca de algunas parejas que se estaban dando arrumacos y haciendose promesas. Como no tengo iPod me deleito escuchando los sonidos de la ciudad y el barullo de la gente. Se trata de una manera de estar atento y de aprender algo de lo que me rodea.
Algunas de las cosas que escuché de boca de los “tortolos” en el parque me sonaban más a promesas de semi-dioses y seres inmortales que a lo que podría ofrecer un simple y frágil ser humano. Constaté que la pasión amorosa si que nos provoca unos delirios de grandeza monumental.
Que no se malentienda: a mí me encantan los cariñitos y las frases dulces. Sin embargo, eso de ofrecer como político populista tratando de convencer al “pueblo” en una concentración masiva no es mi estilo, pues soy más de un “eeheeem…jijiji…(mejillas que se sonrojan)…te quiero…”.
A continuación algunas joyas de aquella fusión entre grandilocuencia -talla XXL- y romanticismo -extra, extra, extra ficcional-. En otro momento les ofrezco ampliar la lista y si tienen sugerencias, bienvenidas son:
“¡Nadie te quiere como yo!” (Este es un enunciado especialmente egocéntrico porque puede que tu novia tenga un admirador, quizás un colega del trabajo, que la quiera como nadie más. También esto excluye de modo injusto a los padres de la chica, Papa Noél, la conciencia cósmica universal, etc.)
“¡Te amaré hasta el fin de los tiempos!” (Aquí las preguntas son:¿cómo hago para anotar esa fecha en mi calendario? ¿Qué pasa si a él le llega el fin de los tiempos antes que a ti?¿Qué harás con el resto de tiempo disponible?)
“¡Te seguiré hasta el fin del mundo!” (De lo que tengo entendido aún no hay disponibles mapas que nos indiquen cómo llegar a tan remoto sitio. En cualquier caso, puede que tan fogosa promesa se tambalee cuando el galán que la emitió comience a hacer cálculos de los gastos en los que tendría que incurrir para efectivizarla -hoteles, gasolina, comidas, etc.)
Continuará (por seguro)…
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