A menudo me he preguntado por qué algunos amigos y amigas, cuando la relación ya está en la ruina, quieren hacer terapia de pareja, o terapia de parejas. Eso es incomprensible. Muchos de ustedes dirán que estoy loco basados en que siempre existe una posibilidad de salvar la relación, sea por la terapia o porque quizás la pareja quiere intentarlo en serio.
No mis queridos lectores, cuando una relación va por mal camino, y se recae en problemas sin sentido que causan enojo, no hay vuelta atrás. No sé por qué apareció esto de la terapia, los problemas de fondo seguirán ahí, aunque se discuta acerca de ellos y los dos se hagan promesas para cambiar.
Es duro lo que escribo aquí, pero es una realidad: hacer una terapia de pareja es el último de los recursos, pues con eso lo único que se logrará es extender la agonía de la relación.
Quizás lo más sano, en medio de situaciones conflictivas, es que los dos se separen en el mejor de los términos y traten, en la medida de lo posible, de ser amigos. Lo importante es separarse a tiempo, y no dejar que los problemas y las peleas también destruyan la amistad.
Esta es mi subjetiva apreciación al respecto, pueda que esté equivocado, pero es lo que pienso.
Humildemente,
El Hombre Impermeable
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