Queridos corazones accidentados,
Y pasó otro lunes de película en compañía de El Hombre Impermeable, cuyo súper poder radica en que le vale lo que diga la gente, es decir que “todo le resbala”. Esta vez el filme elegido estuvo todo cubierto de pelo, fue de esos largometrajes que chillan y se dan contra las paredes de su jaula, porque no los dejan salir a colgarse de los árboles del vecindario. Sí, me refiero a ‘El origen del planeta de los simios’ (si quieren leer mi post acerca de la historia original y sus dos amantes, Nova y Taylor, hagan clic aquí). Como casi siempre me pasa con las pelis que dejan cabos sueltos, salí de la sala de cine con algunas inquietudes.
Una de ellas tenía que ver con cómo sería la idiosincracia en una sociedad simia. Al hacerle esta pregunta a El Hombre Impermeable, me respondió con su falta de paciencia habitual: “¡Qué sé yo, anda a preguntarle a la mona Chita!” (aquí la tenemos exhibiendo toda su dentadura en compañía de la familia Tarzán)”.
Ante la áspera negativa de mi amigo, una vez que regresé a mi zaguán, pasé la noche en mi catre imaginando los valores e ideas que regirían a una hipotética república de los monos. Aquí algunos de mis hallazgos:
¿Cuál sería la filosofía de los simios corruptos?
“Matanga dijo la changa”
¿Cómo criticaría la rancia aristocracia de los orangutanes a los arribistas?
Gritándoles: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”
¿Cuál sería el baile más popular en la república de los simios?
Obvio: El baile del mono
¿Qué le dirían los chimpances seductores a aquellas que circulan por la calle en mini falda?
“¡Pero qué mona estás mijita!”
¿Cuál sería la frase más usada para calmar los ánimos de alguien?
“¡No te me engoriles!”
¿Quién sería el personaje en el que se inspiró el autor de la canción “El rey”?
King Kong
¿De qué modo se describiría a alguien de bellas facciones?
“Andaba encorvado, casi arrastrando las manos y tenía rasgos simiescos…”
Hasta la siguiente película,
E.M.A.
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